10/5/11

mudanzas

algunas fotos que pegamos con A# cuando nos vinimos a vivir al depto se han ido cayendo paulatinamente de la pared. Las guardo entre libros y pilas de apuntes para que se aplanen un poco, pero no vuelvo a pegarlas en la pared, porque me gusta pensar que es una decisión  de las cosas comenzar ellas mismas con la mudanza. Entonces, las fotos y también algunos flyers o dibujos se despegan y caen, anticipándose a la mudanza que tendré que hacer en un par de meses. hay una explicación perfectamente razonable para todo esto, relacionada con la capacidad de adherencia de la cinta de papel y la fuerza de gravedad. Sin embargo, prefiero pensar que sí, que las cosas.
Eventualmente me iré a vivir a otra casa o departamento; en sus paredes tal vez pegue ésas u otras fotos, que a su vez caerán (porque a veces incluso dejo que se caigan al suelo; no es desidia lo que tengo , sino fascinación por la gravedad). Y así se nos pasa la vida, con las cosas yéndose a otra parte y nosotros siguiéndoles el rastro, en la medida de lo posible.

13/2/11

enero

desde hace días me está rondando un cuento. un cuento que no escribo, para evitar que sus imágenes suban desde mi piel hasta el cerebro. porque, una cosa es llevar los signos de una muerte impregnados en el cuerpo (olor a guantes de látex, que no puedo quitarme de las manos, aunque éstas no sean ya mis manos, y que a veces me descubro olfateando, siendo que estoy absurdamente lejos), y otra muy diferente es convertirla en una estética, donde lo que en su momento fue asco, dolor o angustia, se convierte en un simple y llano registro del idioma, un estilo, no ya una sensibilidad viva e intensa. (placer estético entre comillas, la puta que te parió).

así voy acumulando algunas notas invisibles y otras no tanto: el cuento; una carta medio escrita que aún debe atravesar el mar; el osolibro de poemas que me desvelo pensando cómo editar. mientras tanto, leo el Quijote (por enésima vez) y unas historietas de super man; me siento estúpidamente altivo, porque mi decisión de no escribir es deliberadamente intencional. un libro más, un cariño menos que recibir todos los días. y el mundo como si nada, por supuesto.

20/10/10

It's Revolution, baby

Leer manifiestos una martes por la mañana es un ejercicio muy saludable; dan ganas de salir a la calle, Habrir una grieta en el asfalto y gritarle dentro versos desaforados, con el propósito de que allí crezca un Hárbol, o por lo menos una goma que pueda ser encendida en un piquete.