Son las las cinco y pico de la mañana. Escucho esta canción y me pregunto qué momento del día es éste. Hay horas huérfanas durante el día, son un límite delgado entre lo que termina de ser y lo que apenas está despertando. Todos hemos estado en ambos lados de un día, alguna vez. O bien despidiéndonos en algún portal, dando la espalda a una noche que acaba; o bien abriendo los ojos a lo que, probablemente, pueda comenzar a existir. Y así, la vida es una sucesión de cosas que mueren o nacen, infinitamente. Como se dice en física, todo depende del punto de referencia. Pero mi problema es, a esta altura, la pérdida progresiva de las referencias. ¿Me estoy durmiendo o despertando? ¿qué día es éste?
Llega un momento en el que todos parecen dormir mientras estoy despierto. Entonces yo no soy yo, sino el sueño de otros. Recíprocamente, cuando ellos - o ustedes, lectores invisibles - despiertan, yo sueño. Y así sucesivamente nos convertimos en ausencias cotidianas.
Llega un momento en el que todos parecen dormir mientras estoy despierto. Entonces yo no soy yo, sino el sueño de otros. Recíprocamente, cuando ellos - o ustedes, lectores invisibles - despiertan, yo sueño. Y así sucesivamente nos convertimos en ausencias cotidianas.
1 comentario:
Buen punto, se conecta (al menos un poco) con lo que me acaba de suceder. Hay unos obreros trabajando en casa, se supone que yo me quedo a la mañana a "controlar que esté todo bien", pero me levanté recién, al grito de: "Señorita! Señoriiitaa! Nos vamos a comer, Señorita!". No llegué ni a abrirles la puerta... El sueño SIEMPRE me jugó en contra. No hay caso.
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