13/2/11

enero

desde hace días me está rondando un cuento. un cuento que no escribo, para evitar que sus imágenes suban desde mi piel hasta el cerebro. porque, una cosa es llevar los signos de una muerte impregnados en el cuerpo (olor a guantes de látex, que no puedo quitarme de las manos, aunque éstas no sean ya mis manos, y que a veces me descubro olfateando, siendo que estoy absurdamente lejos), y otra muy diferente es convertirla en una estética, donde lo que en su momento fue asco, dolor o angustia, se convierte en un simple y llano registro del idioma, un estilo, no ya una sensibilidad viva e intensa. (placer estético entre comillas, la puta que te parió).

así voy acumulando algunas notas invisibles y otras no tanto: el cuento; una carta medio escrita que aún debe atravesar el mar; el osolibro de poemas que me desvelo pensando cómo editar. mientras tanto, leo el Quijote (por enésima vez) y unas historietas de super man; me siento estúpidamente altivo, porque mi decisión de no escribir es deliberadamente intencional. un libro más, un cariño menos que recibir todos los días. y el mundo como si nada, por supuesto.

1 comentario:

.ba dijo...

se me infla el pecho de un nosequé gris azulado

sos gigante!